La Disciplina Positiva (D.P.) está basada en el trabajo de Alfred Adler (1870-1937) y Rudolf Dreikus (1897-1972), dos psiquiatras Vieneses.
Estos profesionales veían la conducta humana como la búsqueda de un sentido de pertenencia (conexión) con el grupo y el entorno. De esta forma, proponían que la necesidad más profunda es la de sentirnos importantes y partes de algo.
Adler introdujo el concepto de “educar a los educadores” y defendió un mejor trato a la infancia, basado en el respeto y en un mayor conocimiento emocional.
Cabe mencionar que a pesar de desarrollar su filosofía hace casi un siglo y sin la ayuda de la tecnología moderna, la actual neurociencia apoya sus teorías y respalda su marco teórico.
Con esta base, la Disciplina Positiva como tal toma forma gracias al trabajo de Jane Nelsen y Lynn Lott. Uno de sus pilares es educar con amabilidad y firmeza en un mismo grado sin acciones punitivas ni permisivas. Además, descataca que todo “mal comportamiento” es la punta del iceberg de unas necesidades que pueden mantenerse ocultas y que esta filosofía nos ayuda a entender.
Los 5 principios generales de la disciplina positiva
- 1. Ayuda a los niños/as a desarrollar un sentido de conexión con el entorno y sus iguales.
- 2. Es respetuosa y alentadora (como decíamos, amable y firme a la vez).
- 3. Descubre sus capacidades (fomenta la autoestima y autonomía, queremos crear adultos capaces).
- 4. Desarrolla habilidades para la vida (habilidades sociales, respeto, solución de dificultades y fomento de la cooperación, enseña a contribuir como sociedad).
- 5. Es efectiva a largo plazo (está orientada a crear un sentido de responsabilidad, no a atajar comportamientos momentáneos sin pensar en el futuro, hay un aprendizaje detrás).
Beneficios de implementar un programa de D.P en el aula
Los programas de Disciplina Positiva en las aulas han crecido mucho en los últimos 20 años. Esta filosofía une la enseñanza de habilidades socio-emocionales con el desarrollo del carácter, además de fomentar un clima escolar cálido y relajado durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.
En relación a esto, cabe destacar que numerosos estudios avalan los beneficios de la implantación de programas de aprendizaje socio-emocional (ASE). Una revisión reciente de los programas por Durkat y colaboradores (2011) destaca que estos programas:
– Son eficaces dentro y fuera del ámbito escolar y para estudiantes con y sin problemas emocionales y de conducta.
– Son efectivos independientemente de las condiciones socioculturales y económicas.
– Reducen los problemas de conducta, mejoran las habilidades de los alumnos/as, actitudes acerca de sí mismos y de otros, la conexión con la escuela y el comportamiento social positivo.
– Mejoran los resultados de las pruebas de rendimiento.
Finaliza así este acercamiento a los beneficios comprobados de la Disciplina Positiva y algunos de sus principios, además del breve repaso por el marco teórico. ¡Seguiremos profundizando en futuras entradas!
Realmente soy una convencida que la disciplina positiva es la mejor manera de poner en marcha el motor que posibilita los aprendizajes de nuestras niñas y niños. Creo que como docentes podemos marcar la diferencia. Muchas gracias. Me encanta el trabajo que realizan.